Ahí estás, un fin de semana como cualquiera, dando vueltas por el centro comercial buscando algo que te llame la atención. Hasta que te topas con ese hermosísimo par de sandalias que sabes que te están gritando: «cómpranos, cómpranos ahora».
¿Y cómo resistirse al llamado?…
Aunque mientras te las pruebas, más notas que te quedan justas y resulta que no hay una talla más grande… ¿te causarán problemas? ¿te saldrán callos o durezas por el roce?
Pese a todos los problemas, te las compras y pronto te das cuenta de que ese par de bellezas que admirabas a través del escaparate se ha convertido en tu principal problema. Y ahora tienes que llevar un par de sandalias extras a las reuniones, porque sabes que en algún momento van a empezar a molestarte los pies.
Hoy es el día en el que dices «ya no más». Sí existe la manera de lograr que eso ya no te pase más, para eso estamos nosotros aquí para consentirte con buenos consejos del cuidado de tus pies.
Siéntate, toma nota y prepárate para salir a dar largos paseos con tus nuevas sandalias.
El frío arregla casi todo.
Este truco es antiguo y si no lo conoces entonces estuviste viviendo debajo de una piedra la mayor parte de tu vida. Hay tres pasos para usar el frío a tu favor en este sentido:
- Toma dos bolsas para preservar alimentos congelados (Ziploc sería una buena opción) y llénalas hasta la mitad con agua.
- Las bolsas van directo al interior de la sandalia, que queden bien posicionadas.
- Mete las sandalias en el refrigerador para congelar el agua que ya colocaste en su interior.
Y luego solo esperas a que ocurra la magia, ¿y cómo sucede esto? cuando el agua se congela, la bolsa crece (es por eso que sólo va llena hasta la mitad) y presiona la horma de las sandalias hacia afuera.
Tienes que usarlos inmediatamente luego de esto para que tomen la forma de tu pie y listo.
Intercambia el uso de dichas sandalias con unas que sean más cómodas y te queden mejor, para que tus pies puedan descansar. Y si sabes que hay una parte exacta del zapato que te roza y te hace ampollas, puedes usar un poco de gasa para que no haya contacto. No se ve lindo a simple vista, pero es mejor prevenir que lamentar.
Consejos para el cuidado de los pies.
Y llegó el momento de jugar al spa. Este paso consta de varias etapas para que todo quede puntualizado. Primero hay que remojar los pies.

Baños de pies.
Esto sirve para ablandar la piel, solo tienes que dejarlos una media hora bajo el agua. A parte de eso, una vez a la semana puedes remojar tus pies en agua caliente por unos treinta minutos. También puedes alternar esto con agua fría para mejorar la circulación de sangre. Y si a la ecuación le agregas un poco de limón podrás eliminar o evitar olores desagradables.

Luego del baño, pasarás a una exfoliación profunda para quitar la piel muerta.
Exfoliación.
Si no tienes una crema exfoliante en casa puedes prepararte una por cuenta propia. Con un poco de aceite corporal y un par de cucharadas de azúcar creas uno increíble. También puedes intercambiar el aceite por miel; con esto te darás masajes y eliminarás las durezas con la fricción.
Y para terminar de eliminar las células muertas, está la mejor amiga de todas desde hace años: la piedra pómez. Recuerda tallar bien y enfocarte en puntos como los talones y cualquier otra zona que notes rasposa.

Luego de esto viene la hidratación gracias a una crema hidratante (esto debe hacerse todos los días). Si vas a salir, escoge una crema que se seque rápido. Pero si tu intención es quedarte en casa, entonces puedes optar por la que tú quieras que sepas que hace un buen trabajo.
Hazlo con un buen masaje circular, con suficiente presión para que la crema penetre bien. De hecho, los expertos recomiendan que un masaje antes de dormir le devuelve a tu piel la elasticidad necesaria, además de que les da un debido descanso por el ajetreo del día.
Un buen pedicure, es el secreto.
Recuerda que esta zona es delicada, ya que con un mal corte podrías hacer que aparezcan las dolorosas uñas encarnadas que nadie quiere tener.
Consigue una lima, un corta uñas y tu cortacutículas favorito, y comienza el trabajo con cuidado de no cometer ningún error. Recuerda cortar las uñas de forma recta para que no se encarnen cuando empiecen a crecer.
La pedicura normalmente se realiza cada diez días y no siempre requiere pintarse las uñas, pero son un lindo toque. Si no quieres hacerlo, puedes optar por una base transparente que fortalezca tus uñas.
